viernes, 31 de mayo de 2013

NUEVA JUNTA DE GOBIERNO


Hermana Mayor:
Dña. Lourdes Cortejosa Romaní
Vicehermano Mayor:
D. Manuel Félix del Río Bedoya
Fiscal:
Dña. María del Carmen Olozábal Macías
Mayordomo:
D. Ramón Velázquez Mellado
Secretario:
D. Fernando Burgos Nowell
Tesorero:
D. Juan José Camacho Varo
Vocal de Liturgia:
Dña. Begoña Camacho Varo
Vocal de Formación y Juventud:
D. Antonio Alcina Abascal
Vocal de Caridad:
Dña. Cristina Huguet Carrasco
Vocal de Archivo Histórico Adjunto a Secretaría:
D. Joaquín Lamet Dornaleteche
Vocal Adjunto a Mayordomía:
Dña. María de los Angeles de la Cruz López
Vocal Adjunto a Tesorería:
Dña. María Victoria Navarro Repiso
Vocal Adjunto a Mayordomía (Casa Hermandad):
Dña. Teresa Cortés Rubiales
Vocal Adjunto a Fiscalía:
Dña. Juana Alba Jiménez









martes, 28 de mayo de 2013

SAN JOSÉ



SAN JOSÉ

H. 1760 (Anónimo)
Madera Policromada
Parroquia San Lorenzo 
Cádiz


Entre 1769 y 1763 se construyó en la Iglesia de San Lorenzo un retablo dedicado a San José, cuyos gastos corrieron a cargo del presbítero Eugenio Meléndez, quien incluyó en su donativo la imagen del titular. Se trata de una talla de gran calidad, compuesta con soltura y de cuidada policromía que representa al santo erguido con el Niño Jesús en sus brazos. Tanto la serenidad de los rasgos faciales, como el minucioso acabado y la amplitud angulosa en el tratamiento de los paños, indican con claridad que nos hallamos ante una obra realizada por alguno de los escultores genoveses activos en Cádiz dieciochesco. Podría relacionarse con la producción de los autores más destacados de este grupo, entre los que se cuentan: Francisco Galeano y Antonio Molinari, aunque la fecha de donación resulte muy tardía, ya que para entonces, ambos artistas habían fallecido. No obstante cabe la posibilidad de que el donante poseyera la imagen desde años antes y se decidiese posteriormente realizar el retablo para darle culto en el mencionado templo.

Lorenzo Alonso de la Sierra Fernández




domingo, 26 de mayo de 2013

SOLEMNE TRIDUO EUCARISTICO

Queridos hermanos,

Con mucha ilusión hemos preparado el Triduo Eucarístico del cuál os enviábamos información días pasados y que hoy queremos volver a recordaros. No contamos con mejor escenario para iniciar una nueva etapa en nuestra querida hermandad y es nuestro deseo invitaros a la Toma de Posesión de la nueva Junta de Gobierno de Afligidos que el próximo día 31 de mayo dentro de la Eucaristía prevista a las 20:00 horas, se pondrá a disposición de todos los hermanos de Afligidos y al servicio de la Iglesia.
Con responsabilidad y con muchas ganas de ser útil a los demás recibiremos por parte de nuestro Director Espiritual y de nuestros Titulares la fuerza necesaria para continuar nuestras metas.

Os esperamos.
La Junta de Gobierno


domingo, 12 de mayo de 2013

COMUNICACIÓN CABILDO DE ELECCIONES 2013


La cofradía de los Afligidos ha celebrado hoy Domingo 12 de Mayo el Cabildo de Elecciones, en el que ha resultado elegida la única candidatura presentada encabezada por nuestra hermana Dña. Lourdes Cortejosa Romaní, con el respaldo del 55% del Censo de hermanos con derecho a voto.

Siendo el resultado total el siguiente:
  • 224 votos totales.
  • 212 votos a favor.
  •     3 votos en blanco.
  •     9 votos nulos.
La Hermandad agradece la participación masiva de sus hermanos, lo que nos enorgullece y compromete aún más a seguir trabajando en nuestro proyecto.






lunes, 6 de mayo de 2013

PROYECTO JUNTA DE GOBIERNO 2013


Queridos Hnos.:
Nos complace poner en vuestro conocimiento el programa de trabajo que hemos preparado con motivo de la presentación de la candidatura en el Cabildo de Elecciones 2013. Estimamos que el Dossier adjunto recoge el compromiso de nuestro equipo para los próximos cuatro años y que viene a ser la continuidad de aquel atrayente proyecto que se inició en 2005. Esperamos que sea de vuestro agrado, contando con vuestro apoyo en su desarrollo y ni qué decir tiene que está totalmente abierto a cuantas sugerencias e iniciativas partan de los hermanos, que sois en definitiva el soporte de la cofradía en comunión con Nuestros Titulares.





domingo, 5 de mayo de 2013

FRANCISCO I, A LOS COFRADES


CIUDAD DEL VATICANO, 05 de mayo de 2013 (Zenit.org) - A las 10 horas de hoy, VI Domingo de Pascua, ante la basílica vaticana, en la plaza de San Pedro, el papa Francisco ha celebrado la eucaristía para los miembros de las cofradías y hermandades llegados a Roma de todo el mundo, para asistir a la celebración de la Jornada de las Cofradías y de la Piedad Popular, con motivo del Año de la Fe. Ofrecemos el texto de la homilía.
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Queridos hermanos y hermanas:
En el camino del Año de la Fe, me alegra celebrar esta Eucaristía dedicada de manera especial a las Hermandades, una realidad tradicional en la Iglesia que ha vivido en los últimos tiempos una renovación y un redescubrimiento. Os saludo a todos con afecto, en especial a las Hermandades que han venido de diversas partes del mundo. Gracias por vuestra presencia y vuestro testimonio.
Hemos escuchado en el Evangelio un pasaje de los sermones de despedida de Jesús, que el evangelista Juan nos ha dejado en el contexto de la Última Cena. Jesús confía a los Apóstoles sus últimas recomendaciones antes de dejarles, como un testamento espiritual. El texto de hoy insiste en que la fe cristiana está toda ella centrada en la relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Quien ama al Señor Jesús, acoge en sí a Él y al Padre, y gracias al Espíritu Santo acoge en su corazón y en su propia vida el Evangelio. Aquí se indica el centro del que todo debe iniciar, y al que todo debe conducir: amar a Dios, ser discípulos de Cristo viviendo el Evangelio. Dirigiéndose a vosotros, Benedicto XVI ha usado esta palabra: «evangelicidad». Queridas Hermandades, la piedad popular, de la que sois una manifestación importante, es un tesoro que tiene la Iglesia, y que los obispos latinoamericanos han definido de manera significativa como una espiritualidad, una mística, que es un «espacio de encuentro con Jesucristo». Acudid siempre a Cristo, fuente inagotable, reforzad vuestra fe, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, la liturgia. A lo largo de los siglos, las Hermandades han sido fragua de santidad de muchos que han vivido con sencillez una relación intensa con el Señor. Caminad con decisión hacia la santidad; no os conforméis con una vida cristiana mediocre, sino que vuestra pertenencia sea un estímulo, ante todo para vosotros, para amar más a Jesucristo.
También el pasaje de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado nos habla de lo que es esencial. En la Iglesia naciente fue necesario inmediatamente discernir lo que es esencial para ser cristianos, para seguir a Cristo, y lo que no lo es. Los Apóstoles y los ancianos tuvieron una reunión importante en Jerusalén, un primer «concilio» sobre este tema, a causa de los problemas que habían surgido después de que el Evangelio hubiera sido predicado a los gentiles, a los no judíos. Fue una ocasión providencial para comprender mejor qué es lo esencial, es decir, creer en Jesucristo, muerto y resucitado por nuestros pecados, y amarse unos a otros como Él nos ha amado. Pero notad cómo las dificultades no se superaron fuera, sino dentro de la Iglesia. Y aquí entra un segundo elemento que quisiera recordaros, como hizo Benedicto XVI: la «eclesialidad». La piedad popular es una senda que lleva a lo esencial si se vive en la Iglesia, en comunión profunda con vuestros Pastores. Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia os quiere. Sed una presencia activa en la comunidad, como células vivas, piedras vivas. Los obispos latinoamericanos han dicho que la piedad popular, de la que sois una expresión es « una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia» (Documento de Aparecida, 264). Amad a la Iglesia. Dejaos guiar por ella. En las parroquias, en las diócesis, sed un verdadero pulmón de fe y de vida cristiana. Veo en esta plaza una gran variedad de colores y de signos. Así es la Iglesia: una gran riqueza y variedad de expresiones en las que todo se reconduce a la unidad, al encuentro con Cristo.
Quisiera añadir una tercera palabra que os debe caracterizar: «misionariedad». Tenéis una misión específica e importante, que es mantener viva la relación entre la fe y las culturas de los pueblos a los que pertenecéis, y lo hacéis a través de la piedad popular. Cuando, por ejemplo, lleváis en procesión el crucifijo con tanta veneración y tanto amor al Señor, no hacéis únicamente un gesto externo; indicáis la centralidad del Misterio Pascual del Señor, de su Pasión, Muerte y Resurrección, que nos ha redimido; e indicáis, primero a vosotros mismos y también a la comunidad, que es necesario seguir a Cristo en el camino concreto de la vida para que nos transforme. Del mismo modo, cuando manifestáis la profunda devoción a la Virgen María, señaláis al más alto logro de la existencia cristiana, a Aquella que por su fe y su obediencia a la voluntad de Dios, así como por la meditación de las palabras y las obras de Jesús, es la perfecta discípula del Señor (cf. Lumen gentium, 53). Esta fe, que nace de la escucha de la Palabra de Dios, vosotros la manifestáis en formas que incluyen los sentidos, los afectos, los símbolos de las diferentes culturas... Y, haciéndolo así, ayudáis a transmitirla a la gente, especialmente a los sencillos, a los que Jesús llama en el Evangelio «los pequeños». En efecto, «el caminar juntos hacia los santuarios y el participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador» (Documento de Aparecida, 264). Sed también vosotros auténticos evangelizadores. Que vuestras iniciativas sean «puentes», senderos para llevar a Cristo, para caminar con Él. Y, con este espíritu, estad siempre atentos a la caridad. Cada cristiano y cada comunidad es misionera en la medida en que lleva y vive el Evangelio, y da testimonio del amor de Dios por todos, especialmente por quien se encuentra en dificultad. Sed misioneros del amor y de la ternura de Dios.
Autenticidad evangélica, eclesialidad, ardor misionero. Pidamos al Señor que oriente siempre nuestra mente y nuestro corazón hacia Él, como piedras vivas de la Iglesia, para que todas nuestras actividades, toda nuestra vida cristiana, sea un testimonio luminoso de su misericordia y de su amor. Así caminaremos hacia la meta de nuestra peregrinación terrena, hacia la Jerusalén del cielo. Allí ya no hay ningún templo: Dios mismo y el Cordero son su templo; y la luz del sol y la luna ceden su puesto a la gloria del Altísimo. Que así sea.